La carreta funciono como transporte en nuestras carreteras por más de 50 años, lo que provoco una gran cantidad de cambios de generación en generación, cada carreta debía ser más adaptable a quebradas, lomas, barro y caminos de piedra.
Las primeras carretas llegaron bajo la forma de cureña, estas eran hechas con troncos, palo y caña y solo se usaban para pasar madera de un lugar a otro, luego con la salida del café en diferentes zonas, las carretas empezaron a cambiar, como es el caso del Valle Central donde se les ocurrió que no tenían que jalar una cosa a la ves y la adaptaron para poder llevar la carga de leña y el “grano de oro” (Cartin, 2018)
A inicios del siglo XX muchos lugares del país comienzan a personalizar sus carretas con el fin de que a donde fueran ahí estaría su arte plasmado, así es como comienza una nueva etapa de estas dando paso a las carretas pintadas, donde cada boyero de diferentes lugares ponía su marca personal que podían ser dibujos de flores, pequeños animales y estrellas puntiagudas, hasta llegar a lo que tenemos hoy en día, los que conocemos como colochos.
Pero la estructura de la carreta no era lo único que cambiaba con el tiempo también la muy conocida rueda sufría sus transformaciones.
"La rueda también va experimentar cambios. En un principio estaba compuesta de radios (varillas que unían el eje con el aro de la rueda) o en una sola pieza. Luego se implementó la rueda de tres partes de madera. Posteriormente, este diseño se mejoró a uno realizado con dieciséis cuñas, ajustadas por un aro de hierro para evitar que la rueda sufriera de atascos en el fango". (Cartin, 2018)